C. Gallardo
Artista Visual
Itinerário de Pixel Terror
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Haré un intento por establecer algunas coordenadas que describan de manera somera el itinerario de Pixel Terror en el contexto de mi trabajo. Los puntos de inflexión fueron los siguientes:
0.- Del grabado (1974 - 1980)
1.- Desplazamientos del grabado (1977-1985)
2.- A La Carne de Chile (1978-1985) (grabar para recordar, para reproducir para difundir)
3.- Autorretratos en un Matadero de Santiago (1978-1982)
4.- Pixel Terror (1979-1995)
Acción y reacción, tal es el comportamiento de la dialéctica del pensamiento creativo, y así como F. Varela afirma en su trabajo sobre la autopoiésis, que: “la vida sucede cuando las condiciones están dadas”. Pixel Terror sucede cuando las condiciones están dadas. No es posible imaginar este trabajo sin las condiciones socio culturales del entorno en que el artista se desenvuelve. En mi caso en particular, el período en que este trabajo comienza a desarrollarse, en el Chile de la década de los 70’s, y sus posteriores etapas en el Paris de los años 80’s y en el Chile de los 90’s.
0.1 Buscando un lenguaje en el Arte. El año 1973 inicie mis estudios de Arte en la escuela de arte de la Universidad Católica de Chile, y mis primeros acercamientos a lo creativo fueron en el taller de Jaime Cruz en 1974, con quien aprendi los secretos del grabado en metal, con Pedro Millar 1975 aprendi Litografía y Acuarela, con Ma. Elena Farías 1975 aprendi Serigrafía, Escultura con Gaspar Galaz 1974 –76, y Pintura con Mario Carreño y Adolfo Couve 1974 – 1978. En 1976 ingrese al taller de Grabado de Eduardo Vilches y al año siguiente asumí como ayudante del taller de Grabado y del taller de Color y color Avanzado hasta el año 1981, un año después de egresar. Aquí en este taller y bajo la guía de Eduardo Vilches desarrolle varias ideas en diversas técnicas que estaban relacionadas por una temática derivada del Pop Art. Usaba como modelo objetos filosos, los que eran presentados en formatos que excedían largamente sus proporciones reales y los contraponía con fondos de gran actividad cromática, en paletas muy simples de colores básicos. Los ejemplos más interesantes fueron una pequeña serie de 5 serigrafías, además de 3 aguafuertes en color, 3 xilografías y un par de litografías en blanco y negro. En ese periodo pase por varias técnicas intentando descubrir cual era la más adecuada, sin que ninguna de ellas llenara las expectativas que tenía respecto de cuestiones tales como capacidad de generar identificación con el modelo propuesto, o niveles crecientes de realismo que comenzaron a ser indispensables a la hora de comunicar cierta inmediatez que yo estimaba fundamental para la imaginería que comencé a desarrollar en mis dibujos.